martes, 14 de enero de 2020

REFLEXIÓN - Martes, 14 de enero de 2020

En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios... todas las cosas por él fueron hechas.
El temor del Señor es el principio de la sabiduría, y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia.
Creer, ¿es una locura?
¡Puede ser! Pero hablemos francamente como lo hace la Biblia. Y escuchémosla.
– “Dice el necio en su corazón: No hay Dios” (Salmo 14:1). Sin embargo, ¿cómo puede uno imaginar que el mundo, donde se encuentra una causa a todo, se haya hecho solo? Las ciencias nos aportan conocimientos preciosos –a veces puestos en tela de juicio. Pero, ¿qué había antes de todo, en el origen del primer átomo? En el comienzo Dios habló, y a su Palabra todo vino a la existencia. ¿Es una locura creerlo?
– “Pero dirá alguno: ¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán? Necio, lo que tú siembras no se vivifica, si no muere antes” (1 Corintios 15:35-36). Para muchos, la resurrección es la «noción» bíblica más difícil de aceptar. Nadie puede explicarla por sus propios conocimientos. Pero sería ridículo pensar que Dios, quien hizo todo a partir de la nada, no pudiera resucitar un muerto. ¿No es una locura querer limitar el poder de Dios a nuestra capacidad de comprensión?
– “Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma” (Lucas 12:20). Este hombre tal vez creía en Dios y en la resurrección. Pero no se preparó para rendir cuenta de su vida ante Dios. Previó todo para satisfacer sus necesidades materiales, pero olvidó lo esencial: los derechos de su Creador. Para Dios este hombre es necio.
La sabiduría divina ha sido revelada a los hombres en Cristo, “poder de Dios, y sabiduría de Dios” (1 Corintios 1:24). Sabio es el que cree en Dios.


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