domingo, 5 de julio de 2020

REFLEXIÓN - Domingo, 5 de julio de 2020

La caña cascada no quebrará, y el pábilo que humea no apagará, hasta que saque a victoria el juicio.
Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
Una página de Lutero
«Evita como a una peste peligrosa y como a un veneno infernal decir: «Cometí tal y tal pecado, Dios me aborrece, soy objeto de la justa ira del juez».
Di más bien: «Soy un pecador, eso sí, pero sé que Dios quiere recibir a los pecadores, a los que sienten su pecado».
Sin esto, ningún hombre sería salvo. “Dios sujetó a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos” (Romanos 11:32).
Si reconoces realmente tus pecados, si tiemblas, si estás turbado y cargado por temor al juicio y al infierno, ten ánimo, pues Dios quiere manifestarte su amor y su gracia. Él quiere salvarte. Todas sus promesas nos aseguran que él no desea la muerte del pecador, pues es un Dios de paz y de gracia.
No te dejes llevar por el desánimo, cree “en esperanza contra esperanza” (Romanos 4:18). Jesucristo es el médico de los corazones quebrantados. Él desea levantar a los caídos, y no quiere apagar “el pábilo que humea”.
Entonces, si eres una vela cuyo pábilo todavía está humeando, no te apagues a ti mismo por la desesperación o el desánimo. Si eres una caña cascada o quebrada, no te quiebres totalmente a ti mismo, sino ven a Jesús, el dulce amigo de las almas».
Jesús dijo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28).
Martín Lutero (1483-1546)
Jesús dijo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28).
Tomado de LA BUENA SEMILLA.

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