martes, 20 de abril de 2021

REFLEXIÓN - Martes, 20 de abril de 2021



Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.


Yo soy el pan de vida (1)

En el evangelio de Juan Jesús declara siete veces: “Yo soy”: “Yo soy el pan de vida” (cap. 6:35). “Yo soy la luz del mundo” (cap. 8:12). “Yo soy la puerta de las ovejas” (cap. 10:7). “Yo soy el buen pastor” (cap. 10:11). “Yo soy la resurrección y la vida” (cap. 11:25). “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida” (cap. 14:6). “Yo soy la vid (o la planta de uva)” (cap. 15:5).

También dice: “Antes que Abraham fuese, yo soy” (cap. 8:58), tomando el nombre “Yo soy”, con el cual Dios se había revelado a Moisés, el conductor del pueblo de Israel (Éxodo 3:14). Con eso afirma, de manera absoluta, su divinidad y su existencia eterna.

El pan de vida: el milagro que Jesús acababa de hacer alimentando a la multitud recuerda que, en el desierto, Dios había dado a su pueblo cada día el maná, el “pan del cielo” (Juan 6:31). Pero los que lo comieron, al final murieron. Entonces Jesús se presenta como el verdadero pan del cielo, el pan de vida, el que da la verdadera vida y la mantiene en los que la reciben.

Así como nuestro cuerpo necesita pan, así el alma del cristiano necesita alimentarse de Jesucristo, es decir, pensar en él, en lo que él fue en la tierra, en su muerte, en su resurrección, en su majestad ahora en el cielo… ¿Qué ocupa nuestros pensamientos? ¿Con qué los alimentamos? ¿Queremos seguir siendo niños en la fe, o deseamos crecer y comprender mejor lo que Dios quiere comunicarnos? (Efesios 4:14-15).

Leamos la Biblia para crecer “en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad” (2 Pedro 3:18).

Tomado de LA BUENA SEMILLA.

(continuará los próximos seis martes)

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