Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas… el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos… yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.
Jesús nos dice que él es la puerta, la puerta de las ovejas; si deseamos acercarnos a Dios, estar seguros “en el redil”, al abrigo del juicio que merecemos, la única solución es creer en él. Jesús mismo dijo: “El que por mí entrare, será salvo” (Juan 10:9). “En ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12).
Eso no significa que las ovejas deban permanecer siempre en el redil, que no puedan ir a comer la hierba de los prados, sino todo lo contrario: el que cree en él “entrará, y saldrá, y hallará pastos” (alimento). Jesús es a la vez nuestra libertad y nuestra seguridad, el que nos acompaña cada día y a quien podemos ir en todo tiempo.
Jesús es nuestra
Jesús también es nuestra
Tomado de LA BUENA SEMILLA.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario