jueves, 3 de septiembre de 2020

REFLEXIÓN - Jueves, 3 de setiembre de 2020

Tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas... Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida.
Velad y orad, para que no entréis en tentación.
Prueba y tentación
Hay una gran diferencia entre «soportar la prueba» y «entrar en tentación».
–Soportar la prueba conduce a progresar en la fe. Es, en el fondo, un honor que Dios nos concede. Abraham había dejado todo para responder al llamado de Dios, y creyó a Dios cuando todo podría haberlo hecho dudar. Entonces Dios lo puso a prueba y le pidió que sacrificase a Isaac, su hijo único (Génesis 22:1-2). Abraham sabía que Isaac era el hijo prometido por Dios, y se basaba en esta certeza: “pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos” (Hebreos 11:19). Soportar la prueba también significa salir victorioso, por medio de la fe, en una situación difícil.
–Al contrario, entrar en tentación es dejarse vencer por el mal y ceder a lo que Satanás pide. Es dejarnos llevar por nuestras malas inclinaciones, y esto nos conduce a hacer lo opuesto a la voluntad de Dios. ¡Entonces la derrota es inevitable! Ese fue el caso del apóstol Pedro cuando se sentó en medio de los enemigos del Señor: dejó su lugar de testigo y luego negó a su Maestro (Lucas 22:55-62).
El Señor nos pide que velemos y oremos. Permaneciendo en la presencia de Dios y alejando los malos pensamientos, no entraremos en tentación, no cederemos al mal. Todos los días tenemos que enfrentar diversas pruebas o tentaciones. Por gracia, Dios nos permitirá salir vencedores si confiamos en sus promesas y en su poder.
Tomado de LA BUENA SEMILLA.

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