domingo, 20 de diciembre de 2020

REFLEXIÓN - Domingo, 20 de diciembre de 2020


Hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra.

Los que se apartan de mí serán escritos en el polvo, porque dejaron al Señor, manantial de aguas vivas.
Hacerse un nombre

Muchos políticos y famosos de todo género quieren “hacerse un nombre” ; tratan de dejar una huella, un renombre que les siga más allá de la tumba.

Cuando muramos, durante cierto tiempo habrá huellas de nuestro paso por la tierra, al menos en la memoria de nuestros familiares y en los registros del estado civil. Pero sabemos bien que lo que está escrito en la tierra, tarde o temprano desaparecerá… Al contrario, la Biblia nos habla de aquellos que tienen su nombre inscrito “en el libro de la vida”, “en los cielos”. Este es el caso de todos los que creen en Jesucristo, en su sacrificio (Apocalipsis 20 : 15Lucas 10 : 20). Así, cada creyente puede decir : Sé que mi nombre está escrito en los cielos, porque creo en Jesucristo. Estaba perdido debido a mi desobediencia a Dios, merecía su juicio. ¡Pero Jesús murió por mí, para salvarme ! Creo en la Biblia, la cual declara que el sacrificio de Cristo me salva y me da la verdadera vida, la vida eterna.

¿Gastaremos nuestra energía en las cosas temporales ? ¿Haremos todo lo posible para ser conocidos y reconocidos por nuestros contemporáneos ? ¿Invertiremos todas nuestras fuerzas en aquello que no llevaremos más allá de la tumba ? Pensemos más bien en las cosas “que no se ven ; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas” (2 Corintios 4 : 18). Creamos en el Evangelio para recibir la vida eterna y tener nuestro nombre escrito en el libro de la vida, en los cielos.

Tomado de LA BUENA SEMILLA.
















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