viernes, 25 de diciembre de 2020

REFLEXIÓN - Viernes, 25 de diciembre de 2020

 

(María) dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús (esto es, Dios Salvador), porque él salvará a su pueblo de sus pecados.


Mi Salvador también quiere ser su Salvador

¡Es Jesús ! Él es mucho más que un hombre. Es el Creador del universo : “En él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles” (Colosenses 1 : 16). Es Dios, quien vino a la tierra en un cuerpo de hombre (1 Timoteo 3 : 16). Así, varios de sus contemporáneos dieron testimonio de haberlo oído dar órdenes al mar, y este le obedeció ; llamar a los peces, y estos vinieron ; decir una palabra a los leprosos, y estos sanaron ; ordenar a los muertos levantarse, y estos resucitaron… Sus milagros siempre fueron hechos por amor hacia los que sufrían. Sus palabras siempre fueron palabras de gracia, de bondad, de dulzura, de paz y de verdad hacia todos. Su enseñanza tenía tanto poder que las multitudes se juntaban para oírlo.

Mi Salvador era un hombre perfecto, sin pecado, sin falta, justo (1 Pedro 2 : 22). Sin embargo, había personas malvadas, llenas de celos y odio contra él. Lo detuvieron, lo ultrajaron, lo azotaron, lo acusaron falsamente. Al final lo condenaron, lo crucificaron. Y mi Salvador, Dios y hombre a la vez, dejó que todo esto ocurriera…

Jesús aceptó ser condenado en lugar de los que estaban expuestos a la condenación de Dios, es decir, usted y yo. ¡Solo podemos ser perdonados y salvados por él ! ¡Qué amor el de Jesús, mi Salvador !

También quiere ser su Salvador. Para ello solo hay un medio : reconocer que usted desobedeció a Dios y que necesita a Jesús. Crea que Jesús murió por usted y confíe en él.

¡Así conocerá personalmente a mi Salvador !

Tomado de LA BUENA SEMILLA.

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