viernes, 27 de marzo de 2020

REFLEXIÓN - Viernes, 27 de marzo de 2020

El Señor es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? El Señor es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?
Lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
¿Dónde está la fuerza?
Cuando era joven escuchaba a un creyente, profesor de matemáticas jubilado, presentar la Biblia.
Cuarenta años más tarde todavía recuerdo uno de sus mensajes. Empezó explicando cómo comportarse bien, presentando normas morales... Luego se detuvo e hizo la siguiente pregunta: «¿Dónde está la fuerza para hacer todo eso?». Entonces, cambiando de tono, dijo: «Enseñar reglas morales es empezar al revés. ¡Los buenos consejos nunca podrán transformar a nadie! ¡Lo que necesitamos es una Persona, necesitamos a Jesucristo en nuestro corazón, en nuestra vida!». Luego, basándose en la Palabra de Dios, desarrolló el tema.
La Biblia describe a una persona que quiere hacer el bien, pero debe reconocer que no hace el bien que quiere, sino el mal que no quiere (Romanos 7:19).
Entonces, ¿dónde está la fuerza? Está en Dios, por medio de Jesucristo. Mediante una relación de confianza y comunión con Jesús puedo ser liberado del mal y hallar la fuerza para hacer el bien. Por medio de Jesucristo tengo el perdón de los pecados para siempre, y también soy, a partir de ahora, liberado de la influencia del mal.
¿Conoce usted a Jesucristo en su ser interior? Es el principio de todo. Para ello es necesario, pero también suficiente, decir simplemente: «Señor Jesús, en ti deposito mi confianza, entra en mi vida». Luego podrá vivir unido al Señor, en su compañía, orando a él y escuchándole. ¡Entonces él será la fuerza de su vida!

Tomado de LA BUENA SEMILLA.

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