Porque en él (Cristo) habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad.
Como lo vimos ayer, Jesús afirmaba que era Dios. Pero la santa persona de Jesús revelada en los evangelios también es la de un hombre humilde y totalmente verdadero. La enseñanza de Jesús producía admiración y estaba en perfecta coherencia con sus actos. Sus milagros, al igual que toda su conducta, mostraban que decía la verdad (Juan 5 : 36).
Jesús era lo que decía : Dios hecho hombre, quien por amor vino a salvar a su criatura. Esta certeza ilumina todos los pasajes de los evangelios. El hombre Cristo Jesús (1 Timoteo 2 : 5) era la revelación de Dios a los hombres. Juan, quien vivió con los discípulos una relación muy próxima con Jesús, anunció y dio testimonio de que las cosas que eran desde el principio, lo que habían oído, lo que habían visto sus ojos, lo que habían contemplado y palpado con sus manos eran verdaderamente “la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó” (leer 1 Juan 1 : 1-3).
¡Dios hecho hombre ! Este es un gran misterio, un hecho de un alcance incalculable : Jesús, Dios Todopoderoso, creador del universo, nació de una mujer y fue acostado en un humilde pesebre. Dios vivió en la tierra en medio de los hombres, y murió en la cruz como un malhechor para salvar a su criatura rebelde. ¡Esta es una realidad extraordinaria que se debe creer para tener la vida eterna ! Jesús es la verdad y la vida. Pero tuvo que decir : “Y a mí, porque digo la verdad, no me creéis” (Juan 8 : 45).
¿Quién es Jesús ? Respondamos como un discípulo : “¡Señor mío, y Dios mío !” (Juan 20 : 28).
Tomado de LA BUENA SEMILLA.
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