miércoles, 4 de marzo de 2020

REFLEXIÓN - Miércoles, 4 de marzo de 2020

A los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
Para los llamados... Cristo (es) poder de Dios, y sabiduría de Dios.
No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú.
Llamado
El Evangelio es para todos los hombres, sin distinción. Es para “todo aquel que... cree” (Juan 3:16). Jesús dijo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados” (Mateo 11:28). En un lenguaje metafórico, Dios nos invita: “El que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente” (Apocalipsis 22:17).
Así todos los hombres son llamados. Y usted, ¿ha escuchado ese llamado de la gracia? ¿Ha respondido? ¿Ha creído? ¿Aún le dice el Señor, como a todos los que rechazan su gracia: “No queréis venir a mí para que tengáis vida”? (Juan 5:40). ¿Estará usted un día entre aquellos a quienes se les dirá: “Llamé, y no quisisteis oír, extendí mi mano, y no hubo quien atendiese”? (Proverbios 1:24).
Cuando vamos a Jesús comprendemos plenamente que Dios nos llamó. Por esto los primeros cristianos eran designados con la palabra “llamados”. En el Nuevo Testamento, a menudo este término está relacionado con una misión confiada por Aquel que llama, es decir, Dios mismo (Hechos 13:2).
Entonces, creer es recibir el mensaje de la Biblia y escuchar de manera consciente y personal el llamado de Dios. Dios habló, yo le creo, y él me da una esperanza y una vida nuevas.
El Señor Jesús, el Buen Pastor, “a sus ovejas llama por nombre” (Juan 10:3). Qué gozo si hemos respondido: ¡Sí, Señor Jesús, entra en mi vida!

Tomado de LA BUENA SEMILLA.

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