lunes, 14 de octubre de 2019

REFLEXIÓN

He aquí, Dios es grande, y nosotros no le conocemos.
Job 36:26
¡Cuán innumerables son tus obras, oh Señor! Hiciste todas ellas con sabiduría; la tierra está llena de tus beneficios.
Salmo 104:24
Testimonio de un sabio
El naturista Jean-Henri Fabre (1823-1915), a quien Víctor Hugo llamaba «el Homero de los insectos», celebraba, en el pequeño pueblo de Sérignan, Francia, sesenta años de trabajo. Uno de los asistentes le preguntó: ¿Cree usted en Dios?

He aquí su respuesta: «No solo creo en Dios, sino que lo veo. Sin él no entiendo nada; sin él todo es oscuridad. No solo he conservado esta convicción, sino que ella se fortalece. Toda época tiene sus fantasías; yo considero el ateísmo como una fantasía –es la enfermedad del tiempo presente. ¡Una fantasía con consecuencias trágicas! Me arrancarían más bien la piel que la creencia en el Creador». Observando de cerca la vida de los insectos, el sabio descubrió la sabiduría infinita del que los creó.

“Detente, y considera las maravillas de Dios... ¿Has conocido tú las diferencias de las nubes, las maravillas del Perfecto en sabiduría?” (Job 37:14, 16). “Ve a la hormiga, oh perezoso, mira sus caminos, y sé sabio; la cual no teniendo capitán, ni gobernador, ni señor, prepara en el verano su comida, y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento” (Proverbios 6:6-8).

“Las cosas invisibles de él (Dios), su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa” (Romanos 1:20). Aún más que por su maravillosa creación, Dios se reveló en la persona de su Hijo Jesucristo, el Salvador del mundo.

¡Descubrámosle leyendo la Biblia!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario