viernes, 25 de octubre de 2019

REFLEXIÓN

Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.
2 Corintios 5:19
Vuelve ahora en amistad con él, y tendrás paz; y por ello te vendrá bien.
Job 22:21

El Evangelio: una buena nueva
Cada día los medios de comunicación anuncian malas noticias. Pero nosotros queremos hablarle de una buena noticia, siempre actual, proclamada desde hace veinte siglos. Es la de la paz entre Dios y los hombres.
Ahora existe un camino para acercarnos a Dios y tener una relación feliz con él. Este camino fue abierto por su Hijo Jesucristo. Él aceptó hacerse hombre para morir en una cruz llevando el castigo por nuestros pecados. Esa salvación divina que habla de paz y felicidad ya había sido anunciada por los profetas del Antiguo Testamento (Isaías 52:7). No fue el hombre quien buscó a Dios, sino Dios quien vino a buscar a los que estaban perdidos para ofrecerles la salvación. Dios nos amó primero (1 Juan 4:19).
Jesús, la luz del mundo, no fue recibido en la tierra: los hombres amaron más las tinieblas, porque sus obras eran malas (Juan 3:19). Desde esa elección tan llena de consecuencias, el mundo que ha rechazado el Evangelio no tiene esperanza y va hacia su perdición.
Sin embargo, Dios es paciente y no quiere que ningún ser humano perezca, sino que todos se arrepientan (2 Pedro 3:9). Como lo anunció Jesús el Salvador, el Evangelio es predicado en toda la tierra para la felicidad de todos los que sienten el peso de sus pecados. “Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones” (Hebreos 3:7-8).

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