jueves, 24 de octubre de 2019

REFLEXIÓN

Mi vida se va gastando de dolor, y mis años de suspirar.
Salmo 31:10
(Jesús dijo:) He venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas.
Juan 10:10-11

¿De qué sirve la vida?
Si el dinero no da la felicidad, si uno siempre está tan «mal consigo mismo», a pesar de la liberación de la moralidad, y si el corazón permanece vacío... ¿para qué vivir? ¿Tiene sentido la vida? ¿Vale la pena vivirla?
Pues bien, ¡sí! Vale la pena vivir, si conocemos “la vida que lo es en verdad” (1 Timoteo 6:19, V. M.). No una vida sin Dios, sino la vida con Dios cada día. Quizás usted diga: «Dios creó el cielo y la tierra. Sé que él existe, pero no se ocupa de mí».
¿Cómo puede uno hablar así? Si Dios creó el cielo, la tierra y a todos los que la habitan, ¿podría olvidarse de sus criaturas? La Biblia nos dice que es el hombre quien se ha alejado de Dios. “Cada cual se apartó por su camino” (Isaías 53:6). Hoy cada uno debe decidir si quiere continuar ese camino que lleva a la muerte, o si quiere volverse a Dios. Escuche también: “Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8).
Dios trae la solución a las preguntas fundamentales de la vida. Con él no tengo que errar sin rumbo fijo, sino que mi vida tiene un sentido. Dios se interesa en todo lo que me concierne, porque me ama.
Si usted está preocupado y busca un sentido para su vida, Jesús le dice: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él” (Apocalipsis 3:20). Ábrale su corazón, él quiere darle “el fin que esperáis” (Jeremías 29:11).

No hay comentarios.:

Publicar un comentario