viernes, 20 de diciembre de 2019

REFLEXIÓN

En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
Juan 1:1
El Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros... lleno de gracia y de verdad.
Juan 1:14
Él se llama el Verbo
El evangelio de Juan nos presenta a una Persona divina y eterna llamada la Palabra, o “el Verbo” (Juan 1). Declara que “el Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros” (Juan 1:14). “El Verbo” no es otro que Jesús, el Hijo de Dios.
Esto significa que en Jesús Dios habla, se expresa, se comunica con nosotros. “Dios... nos ha hablado por el Hijo” (Hebreos 1:1-2).
Escuchar a Jesús es, pues, escuchar a Dios hablándonos. Su vida en la tierra proclama la grandeza y la santidad de Dios, pero también su bondad y su maravilloso amor. Jesús dice: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Juan 14:9). Él nos revela la verdad sobre nuestro estado interior, pero también la gracia divina que responde a ello. “La gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo” (Juan 1:17). Toda su persona expresa el profundo interés y las compasiones de Dios por el hombre.
Su muerte en la cruz es un poderoso mensaje que proclama fuerte y claramente el amor de Dios frente al odio del hombre. Su vida santa entregada por nosotros, los culpables, trae la salvación: “la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1:7).
En el libro del Apocalipsis (cap. 19:11-13) encontramos otra vez al Verbo. Allí también lleva otro nombre: “Rey de reyes y Señor de señores” (v. 16). En esta ocasión, el Verbo viene para juzgar, porque el tiempo de la gracia de Dios habrá pasado. Prestemos, pues, atención ahora a sus palabras de gracia.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario