lunes, 23 de diciembre de 2019

REFLEXIÓN



He aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor.
Lucas 2:10-11

Malhumor
Basta tomar un transporte público para leer en muchos rostros el cansancio, las preocupaciones, la tristeza, el malhumor engendrados por las tensiones de la vida moderna. Se puede comprender que esto ocurra en aquellos que no tienen otro horizonte que esta tierra. Al raudal de noticias a menudo preocupantes que se oyen a diario se agregan los problemas personales. Pero para el creyente esto no es normal. Nada debería quitarle su gozo. Y si cada mañana pasa un rato con su Dios mediante la lectura de la Biblia y la oración, en su rostro debería reflejarse la tranquilidad y el sosiego.
Una niña de un barrio miserable fue llevada un día de Navidad a un hospital cristiano. Allí oyó contar la historia de Jesús, la que la llenó de alegría.
–¡Oh, qué hermosos días voy a pasar aquí!, dijo ella a la enfermera. ¿Sabe usted que Jesús ha nacido?
–Por supuesto, contestó la enfermera.
–¿Usted lo sabía? No tiene aspecto de saberlo.
–¿Qué aspecto tengo entonces?, preguntó la enfermera, algo desconcertada. En este momento tomó conciencia de que su rostro malhumorado contradecía “las nuevas de gran gozo” que pretendía conocer.
Jesús nació, murió por nosotros y está con nosotros todos los días. ¿No hay suficiente motivo para que nuestro corazón cante durante todo el día?
“Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. Por nada estéis afanosos” (Filipenses 4:5-6).

No hay comentarios.:

Publicar un comentario