domingo, 8 de diciembre de 2019

REFLEXIÓN

Echa sobre el Señor tu carga, y él te sustentará.
Salmo 55:22
El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre.
Hebreos 13:6

Una visita diferente
Hay personas cuyo mundo se limita a una habitación de hospital. Un cristiano había pasado catorce años hospitalizado y había visto pasar muchos enfermos por la cama de al lado. Cierto día varias personas fueron a visitar a su vecino y conversaban animadamente. Mientras tanto, un amigo del enfermo solitario llegó a visitarlo; después de saludarlo, abrió la Biblia y leyó el salmo 93: “Alzaron los ríos, oh Señor, los ríos alzaron su sonido; alzaron los ríos sus ondas. El Señor en las alturas es más poderoso que el estruendo de las muchas aguas, más que las recias ondas del mar” (Salmo 93:3-4). En dicha habitación, las voces callaron y todos escucharon esas palabras alentadoras, como si esa presencia divina se hiciera sentir. Entonces el visitante se apoyó en ese texto para ilustrar dos pensamientos:
1. Esas muchas aguas nos hacen pensar en el juicio de Dios que pesó sobre su Hijo cuando le hizo llevar el castigo por nuestros pecados. De cierta manera, Jesús atravesó esas aguas con inmensos sufrimientos, pero como un vencedor. Estando en la cruz, dijo: “Consumado es”, entregó su espíritu al Padre, y resucitó al tercer día.
2. Esas fuertes ondas también evocan los sufrimientos que pueden sumergir a los creyentes. Pero Dios está allí, más poderoso que el dolor, para calmar y sostener a los que sufren. No es un Dios indiferente, ni distante, y tampoco es superado por las necesidades de los suyos.
Al final, el visitante repitió la promesa dirigida a todos los afligidos: “El Señor en las alturas es más poderoso que el estruendo de las muchas aguas”.

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