sábado, 2 de noviembre de 2019

REFLEXIÓN

(Jesús dijo:) El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.
Juan 5:24
A cualquier edad
En la entrada de un pequeño cementerio me crucé con una señora que cuida las tumbas que han sido olvidadas poco a poco. Intercambiamos algunas palabras, y luego me invitó a mirar las edades en las inscripciones. Aquí reposa un hombre de 95 años; allá, uno de 46, murió de un problema cardiaco; aquí, un joven de 18 años, murió en un accidente en moto; luego vimos la inscripción de una niña de 10 años, de un bebé de 1 mes y otro que solo tenía 10 días...
Nadie sabe el día de su muerte, y no todos vamos a vivir más de 70 u 80 años (Salmo 90:10). Hoy podría ser el último día de mi vida. La Biblia dice: “No sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece” (Santiago 4:14).
Continuamos nuestro camino sumergidos en nuestros pensamientos. De repente esa señora, levantando la voz, dijo: «Todos estos cementerios se llenan... Pero, ¿a dónde vamos? No lo sé...».
Esta pregunta también es para usted: ¿Sabe a dónde va? A todos los que quieren escucharlo, Dios les dice que la muerte solo tiene dos destinos posibles: los que durante su vida creyeron que Jesús murió por ellos en la cruz, ya están con él en el cielo. Los otros, los que no quisieron creer en él, esperan el juicio, una condenación eterna.
¿Por qué Dios nos ofrece la vida eterna? Porque nos ama, por ello dio a su Hijo Jesucristo, quien llevó en la cruz el castigo por los pecados de todos los que ponen su confianza en él.

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