viernes, 22 de noviembre de 2019

REFLEXIÓN


La gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres.
Tito 2:11
Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.
Salmo 51:17

¿En qué actitud acercarse a Dios?
Lucas 18:9-14
La Biblia nos enseña que Dios nos ama tal como somos, y que está presto a recibirnos. Pero la única actitud posible para acercarnos a Dios es contar con su gracia. “Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes” (Santiago 4:6).
El Señor Jesús ilustra esto en el evangelio según Lucas: un fariseo (hombre religioso) y un publicano (cobrador de impuestos para el invasor romano) presentan estos dos estados de espíritu opuestos.
El fariseo, confiado en sí mismo, quiso acercarse a Dios con su propia justicia. Estaba satisfecho consigo mismo. ¿No es un comportamiento que manifestamos fácilmente, sin tener siempre conciencia de ello? Conocemos la Biblia, nos conducimos correctamente, y corremos el riesgo de creer que Dios nos debe algo.
El publicano, profundamente convencido de haber pecado, estando lejos oró: “Dios, sé propicio a mí, pecador” (Lucas 18:13). Pero Jesús dice que este volvió a su casa justificado antes que el fariseo. Solo a título de pecador arrepentido podemos recibir la plena y perfecta gracia de Dios. Dios nos la ofrece porque Jesús sufrió en nuestro lugar el juicio por nuestros pecados.
El que recibe ese don de Dios es declarado justo. Con una buena conciencia puede estar en la presencia de Dios, pues se ha convertido en su hijo. Jesús ha abierto ese nuevo camino a cada uno de los que creen en él (Hebreos 10:19-22).

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