domingo, 24 de noviembre de 2019

REFLEXIÓN

Buscad al Señor mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano.
Isaías 55:6
He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación.
2 Corintios 6:2
Ni sí, ni no
Algunas personas tienen la habilidad de evadirse cada vez que deben tomar posición en un asunto, dar una opinión o tomar una decisión... Creen que así conservan su independencia y permanecen neutrales. Sabrán invocar la prudencia, el equilibrio, para evitar comprometerse y tomar riesgos.
Lo que puede parecer una actitud sabia en muchos asuntos humanos, o una evasiva ante sus responsabilidades, es, al contrario, la peor locura en lo concerniente a la salvación eterna. No decidirse es precisamente tomar el más grande riesgo.
Amigo, ¿cuál es su elección? ¿Por quién toma posición? “El que no es conmigo, contra mí es”, dijo Jesús (Mateo 12:30). ¿Sabe usted que, frente a la cruz en la cual murió el Hijo de Dios, no hay neutralidad posible?
Ni sí ni no es en realidad un no. Imaginémonos una ceremonia de bodas en el curso de la cual, después de la pregunta tradicional, uno de los futuros esposos guardara silencio. El matrimonio no sería concluido. El silencio equivaldría a un no. Para que la relación de esposos sea establecida, es necesario ese , tímido o decidido, pero pronunciado claramente delante del funcionario del estado civil y de los testigos.
Y para que una relación vital se establezca entre Jesús y usted, también es necesario ese  delante de Dios, el cual nunca lamentará.
¿No desea pronunciarlo ahora mismo y dejar que Dios tome el control de su vida? Así se podrá decir que se convirtió “de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero” (1 Tesalonicenses 1:9-10).

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